Había una vez, allá por el siglo XVI, un ballenero llamado
San Juan que partía desde Pasaia, en el País Vasco, hacia Terranova. Llenó su
interior con miles de barriles de grasa de ballena, pero su historia acabó ahí.
No consiguió llegar a puerto, y el galeón pereció, con su barriga llena, en Red
Bay. Parte de su carga fue rescatada, pero aún así, fue un gran desastre
ecológico.
Ahora, en pleno siglo XXI, Albaola La Factoría Marítima
Vasca está construyendo una réplica de este impresionante ballenero, tal y como
se hacía entonces. ¡Y puedes visitarlo! La reconstrucción se está haciendo en
Pasaia, una localidad a menos de 10 kilómetros de San Sebastián, y visitar la
Factoría (Museo + Ballenero) cuesta 7 euros.
Aparcamos el coche a unos 10 minutos del museo, que, por
cierto, se encuentra ubicado en un entorno precioso. Una vez en el interior,
nos avisaron que había una charla en castellano a determinada hora, por si
queríamos asistir. Tuvimos mucha suerte, porque cuadramos la visita al museo y
al acabar escuchamos la charla, pero si no hubiéramos acabado la visita, podríamos
haberla continuado después.
El museo me pareció súper interesante, con un montón de
datos curiosos sobre el San Juan. Para construir un barco como ese podían ser
necesarias entre 3 o 4 toneladas de clavos, un ancla de casi 500 kilos o unas
velas de 80 metros cuadrados. ¡Increíble! Además, nos enteramos de los precios
que se pagaba por barrica de grasa de ballena: al cambio, hoy serían entre
3.000 y 8.000 euros. No está mal, ¿no? No quiero contar más para que te animes
a verlo con tus propios ojos.
Otra cosa que me pareció un detallazo fueron los carteles
explicativos. Había de dos tipos: de adultos en varios idiomas (euskera, castellano
y creo que inglés, francés y alemán) y de niños. Las explicaciones de los
carteles de los pequeños de la casa estaban, por supuesto, a su altura, y
además la historia se la contaba Txo, con palabras más sencillas.
Lo último que nosotros vimos fue la réplica del ballenero,
aún en construcción. Aunque cabría pensar que ahora, con tanta tecnología y
tantos avances respecto al siglo XVI deberíamos construir más rápido esta
réplica, lo cierto es que no. En la época tardaban entre 6 y 8 meses en construir
un ballenero, y hoy se está demorando el asunto a unos 6 años. Pero claro, no
puede compararse la dedicación y el personal que había antaño dedicándose a
construir el barco con los recursos que se emplean hoy.
En unos años está previsto que finalice la construcción y
que el San Juan vuelva a navegar hasta Terranova, que no es otro lugar que la actual
Canadá. A la salida preguntamos qué había que hacer para ser un tripulante del
nuevo San Juan, y dijeron que ya estaba más que cubierta… Creo que hasta había
lista de espera.
Espero que te haya gustado el post, y que me cuentes tu
experiencia si has estado, o si te han dado ganas de ir y de enrolarte en la tripulación. Te recuerdo que me puedes seguir en Facebook, Twitter, Instagram y Youtube 😃 si no lo haces ya, y si te ha gustado el post, te animo a que lo compartas en las redes sociales.
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