Datos de la ruta
- Localización: Puerto de Navacerrada / La Granja
- Dificultad (según mi baremo de persona en baja forma): baja/media
- Longitud: 13km.
- Tipo: circular.
- Duración: en todas partes pone unas 4h. Nosotros, haciendo paradas y comiendo muy reposadamente, nos llevó un poco menos de 6h.
Dejamos el coche en un parking gratuito a unos metros del comienzo de la ruta y partimos de la Venta de los Mosquitos, el edificio que muestro en la foto. Desde ahí parte una pista asfaltada que es fácil de seguir y que debemos continuar fijándonos siempre en las indicaciones del GR-10, marcadas en blanco y rojo.
El camino es muy agradable, nada caluroso incluso haciéndolo en verano. Vas casi todo el rato bajo la sombra de los pinos, y aparte de unos pocos ciclistas no encontramos más gente, por lo que es una senda tranquila.
A la hora de estar caminando se llega a un puente de piedra muy bonito, bucólico, donde nosotros aprovechamos a tomar un trocito de fuet y unos tragos de agua. Después, cuando llegue la bifurcación de la foto de abajo, hay que seguir por la izquierda.
Hasta este punto, la ruta estaba bastante bien señalizada. Sin embargo, aquí tuvimos un momento de confusión que nos hizo demorarnos un poco, ya que no encontrábamos las señales y el camino nos parecía muy empinado para continuar por ahí. Pero sí, es por esa cuesta empedrada y empinada que nos hizo sudar de lo lindo.
Después de un ascenso que se me hizo interminable (llevaba mucho sin hacer rutas) llegamos a la fuente de la Fuenfría. Ahí volvimos a parar, tomar otro tentempié y rellenar las botellas en la rica fuente fresquita (que el nombre no lo tiene porque sí).
Un poco más adelante llegamos al Valle de la Fuenfría, un llano donde aprovechamos la sombra de los árboles para sentarnos a disfrutar de los bocadillos de tortilla, de las vistas y de la naturaleza en general.
Una vez acabada la comida y reposado en la sobremesa, iniciamos la vuelta. Por el camino pasamos al lado de la calzada romana, que yo casi ni distinguí (creo que lo más visible estaba por otro tramo).
Otros dos lugares emblemáticos que vimos en la vuelta fueron la Casa de Eraso, de la que hoy solo quedan unas ruinas pero que en su tiempo sirvió de alojamiento al mismísimo Felipe II, y la Fuente de la Reina, que en el siglo XVIII servía como lugar de descanso y refresco a los viajeros que venían de Madrid.
Sin duda es una ruta que te recomiendo, y que supongo que será más agradable de hacer ya entrando el otoño o al comienzo de la primavera, aunque en verano ya te digo que es muy asequible y no pasamos calor.
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