Contemplando la Hohensalzburg desde el centro de Salzburg |
Después del paseo desde
hauptbanhof, llegamos al río Salzach, que divide la ciudad. Lo que quizás llame
más la atención por su situación en la zona más alta de la ciudad, es la
fortaleza de Hohensalzburg. Para subir ahí podéis usar el funicular o dar un
paseo hasta la cumbre. Yo hice la subida a pie, ya que no me merecía la pena
pagar el funicular puesto que estaba cerrado el castillo y no lo iba a amortizar.
Si vais, coged entrada conjunta de la visita más la subida y la bajada, que
sale por unos 10,50 euros.
Estando cerrado también se puede
pasear, y hay unas vistas preciosas. La Catedral de Salzburg, Franziskanerkirche
(esa iglesia más “picuda” que se ve en la foto), Kollegienkirche (la que está
más a la derecha en la foto), el río… Excepcional. Eso sí, la subida a pie por
las pendientes que hay, es cansadísima. Una de las “tonterías” que encontramos
en los alrededores de la fortaleza fue un unicornio de madera para que jugaran
los niños tirándole aros al cuerno. ¿Los niños? Bueno, tengo que reconocer que
fue la mar de entretenido…
Como hablaba al principio del
post, en Salzburgo nació uno de los genios musicales más reconocidos: Wolfgang
Amadeus Mozart. Y como no podía ser menos, su ciudad natal le rinde homenaje
por cada rincón. A parte de su casa-museo, situada en una de las calles más
turísticas de Salzburg (Getreidegasse), en pleno centro tenemos la Plaza de
Mozart, con una estatua del compositor.
Por otro lado, está la Residencia
Mozart, que es otra casa donde residió. Una parte de ésta fue destruida por una
bomba en 1944, y más tarde reconstruida y utilizada como oficinas. Sin embargo,
actualmente las oficinas desaparecieron y en su lugar hay un museo mozartiano. Para
acabar de hablaros de Mozart, os dejo una foto de toooodos (o casi todos) los
productos que vendían en una tienda aprovechando su imagen.
Diversas formas de "homenajear" a Mozart |
Desgraciadamente, poco más os
puedo contar. De vuelta a la estación para regresar a Munich, pasamos por los
jardines del Palacio de Mirabell. Casi de noche, y con prisas, pero parecía un
lugar precioso para dar un tranquilo paseo en cualquier momento del día.
Qué preciosidad! Estuve en Salzburgo el verano pasado y todavía lo tengo grabado en mi retina.
ResponderEliminarCada vez que veo fotos me emociono!
Viste el museo de marionetas?
Nooo no vi el museo de marionetas... Solo tuve un par de horitas para ver la ciudad y me dejé mucho por ver! :( Espero volver algún día y hacer una visita un poco más en detalle. Tú visitaste el museo de marionetas? Qué tal está y qué me recomiendas?
EliminarArancha, nosotros tenemos muy buenos recuerdos de Salzburgo, nos pareció una ciudad preciosa, tiene muchos rincones donde degustar a la luz de las velas unas cenas maravillosas y a precios asequibles, importante para un turista.
EliminarAlgo que recomiendo al viajero que va con tiempo es que vaya a ver una opera con marionetas, nosotros estuvimos viendo la Flauta Mágica, cierto que la musica no es en directo (aún así no desmerece) pero es impresionante ver el espectáculo que ofrecen las marionetas y más sorpresivo aún cuando acaba la función y ves que muy pocas personas manejaban toda la puesta en escena. Pilar.
Qué chulo tiene que ser eso Pilar! Me encantaría ver la Flauta Mágica con marionetas, tiene que ser muy curioso!!
EliminarYo espero poder volver un día y poder pasear tranquilamente por las calles de Salzburgo y disfrutar de alguna cenita de esas a la luz de las velas :D Y ver la casa de Mozart.
Un abrazo!!!!
Una de las ciudades que más ganas tengo de ver desde que comencé a estudiar alemán en la EOI y mi profesora nos habló de que parece una ciudad de cuento de hadas y que estuvo viviendo allí durante unos años :D
ResponderEliminarOjalá pueda ir pronto! Saludos.
Yo tenía ganas de visitar Salzburgo aunque solo fuera porque de allí es Mozart jejeje. Es una ciudad muy bonita que por desgracia solo pude visitar un par de horas...
EliminarAfortunada tu profesora que pudo disfrutar unos años de la vida de Salzburg! :) Ya me contarás qué te parece cuando vayas.
Un abrazo José Carlos!