¡Hola viajeros! Hace ya unos
meses que no os hablo de Asturias, y aún tengo pendientes algunos post. Hoy nos
vamos a Luarca, la tierra que vio
nacer a Severo Ochoa, un cienfítico asturiano que recibió el premio Nobel de
Medicina en 1959.
Luarca es un pueblo costero que
destaca por tener un tono blanco en sus casas y también, al menos el día que yo
fui, en su ambiente. El cielo estaba bastante cubierto, acentuando esta
característica de una villa que, paradójicamente, está en la Costa Verde.
Comenzamos la visita por la Capilla-Santuario de la Marinera Virgen de
la Blanca y Nuestro Padre el Buen Jesús Nazareno, conocida –por abreviar,
supongo- como Capilla de la Blanca o de la Atalaya. Su situación es
absolutamente privilegiada, al igual que la de su cementerio, con unas vistas
impresionantes al Mar Cantábrico. Alrededor del siglo XIV ya hay noticias de la
existencia de este santuario, que se cree que hacía también de faro.
El Faro, cercano a la Capilla, se encuentra en la Atalaya, en la punta Focicón.
Se construyó en 1890 en la misma zona que hubo un fuerte defensivo, cuya misión
era proteger Luarca de los ataques de ingleses y franceses.
Una vez visitada la zona de la
Atalaya, bajamos al pueblo en coche, pero también puedes hacerlo andando, ya
que está como a un kilómetro. Una vez allí, podemos ver la Iglesia de Santa Eulalia, un templo de origen medieval construido
en los mismos tonos blancos que muchos de los edificios.
Paseamos por el centro, y
llegamos al Palacio de la Gamoneda,
donde una exposición sobre Severo Ochoa
nos recibe. Es gratuita, por lo que no dudamos en pasar a verla. En ella nos
habla de su habitante más ilustre a través de fotografías, proyecciones y
recreaciones de sus lugares y objetos de trabajo.
Otro de los planes que teníamos
en mente era visitar el Aula del Mar
o Centro del Calamar Gigante, pero
lleva cerrado desde 2014 por los destrozos que causó el temporal, y no fue
posible visitarlo (no sé cuándo estarás leyendo este post, pero si te interesa
el Aula del Mar, consulta en la correspondiente oficina de turismo si el estado
del museo ha cambiado o sigue cerrado)
Por último fuimos paseando hasta
la Capilla de San Roque y San Martín, a la que hay que acceder subiendo un
sendero y que merece la pena, no tanto por la Capilla en sí, sino por las
vistas que desde allí te encuentras. He encontrado poquísima información sobre
esta capilla, así que si tú sabes más, estaré encantada de leerte :)
En definitiva, Luarca es un
pueblo de tradición marinera ideal para disfrutar de un día tranquilo
conociendo un poco más Asturias. Nosotros pasamos allí la mañana y por la tarde
fuimos a Cudillero, que está a unos 30 km.
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