La mañana del cuarto día la tomamos con relax. Ya habíamos visto casi todo lo que queríamos ver, y lo único que quedaba era pasear, hacer las últimas fotos y comprar algún souvenir. Dejamos las maletas en el hotel, y después de desayunar dimos una vuelta por una calle que no recuerdo su nombre pero es una de las zonas comerciales, toda decorada de Navidad (os recuerdo que el día real de mi viaje fue el 29 de diciembre de 2011).
Fuimos mirando en el plano qué había por esa zona y nos llamó la atención la Plaza de Colón, porque no venía en la guía y picaba la curiosidad. Bueno, pues ya os digo yo que no venía en la guía porque no había mucho que ver, un parquecito y una fuente, y a la entrada el monumento a la belleza de la mujer cordobesa. ¡Olé!
Fuimos mirando en el plano qué había por esa zona y nos llamó la atención la Plaza de Colón, porque no venía en la guía y picaba la curiosidad. Bueno, pues ya os digo yo que no venía en la guía porque no había mucho que ver, un parquecito y una fuente, y a la entrada el monumento a la belleza de la mujer cordobesa. ¡Olé!
Capilla de San Bartolomé
Por callejas y callejuelas fuimos sorteando coches de caballos y llegamos a la plaza de los Capuchinos, donde estaba solitario el famoso Cristo de los Faroles (en realidad Cristo de los Desagravios y Misericordia). Más adelante se encontraba el femenino de esa plaza, la de las Capuchinas, y tras atravesarla llegamos a la Plaza de las Tendillas, donde tenían montado un escenario y las parafernalias típicas navideñas.
El hambre empezaba a notarse y en la lista de bares pendientes se encontraba el Bar Santos. Pillaba un poco retirado, así que apretamos el paso para llegar lo antes posible. De camino pude ver el Conservatorio Superior de Música por fuera, y me pareció muy pequeñito y acogedor en comparación con el de Madrid.
Llegamos al Bar Santos, famoso por sus tortillas: no solo porque (como pude comprobar) estuvieran riquísimas, sino porque ¡eran inmensas! La única pega del sitio es que es muy pequeño, por lo cual hay que salir fuera a comer. Tanto vasos como platos son de plástico, así que no hay problema. Por dos euros la supercuña de tortilla y un eurillo y pico de la bebida, ya íbamos servidos.
Sí, la tortilla de la foto es tan grande como las del bar
Después de comer ojeamos las tiendas y compramos las postales e imanes de rigor. Las hay muy caras, no os dejéis engañar: yo compré postales por 20 céntimos e imanes por 2,20 €. Y eso al lado de la Mezquita, así que es cuestión de buscar. Que la gente se aprovecha mucho de los turistas a veces…
Por la tarde fuimos a visitar la Capilla de San Bartolomé, muy recogida y muy bonita, situada en el barrio de la judería. Este monumento fue levantado como capilla funeraria de la Iglesia de San Bartolomé en el siglo XV, y está al lado de la Facultad de Filosofía y Letras. Sitio pequeño pero que merece realmente la pena.
Por la tarde fuimos a visitar la Capilla de San Bartolomé, muy recogida y muy bonita, situada en el barrio de la judería. Este monumento fue levantado como capilla funeraria de la Iglesia de San Bartolomé en el siglo XV, y está al lado de la Facultad de Filosofía y Letras. Sitio pequeño pero que merece realmente la pena.
Los Patios Cordobeses
Desde el lunes teníamos también una cosa más en la lista de tareas pendientes: con motivo de la Navidad diez patios cordobeses abrían sus puertas a los visitantes, dentro del proyecto “La Navidad en Los Patios”.
Patio cordobés
El objetivo es potenciar la difusión cultural de Córdoba, y los patios de los que pudimos disfrutar fueron los de las calles Maese Luis, 22; Duque de la Victoria, 3; Isabel II, 1; Pozanco, 6; Pastoras, 2; Juan Tocino, 3; Frailes, 6; San Juan de Palomares, 11; Carbonell y Morand, 20; y San Basilio, 50.
Quedé gratamente impresionada por lo bonitos que eran; tenían muchísimas plantas, la decoración estaba muy cuidada, y más en esa época del año con todas las luces navideñas. Como aliciente para el viajero cansado, en cada patio solían tener una botellita de vino o de anís (o de ambos) y unos polvorones para reponer fuerzas.
Gracias a algunos de los dueños de los patios aprendí que la mayoría de ellos cuenta con columnas o algún otro elemento de Medina Azahara, cogidas durante el expolio. Las plantas tienen que estar muy cuidadas, llegando incluso a tener que subirlas a la azotea para regarlas y luego volver a bajarlas. En concreto, recuerdo de un señor que nos comentó que esa misma mañana había subido como 100 plantas y luego las había vuelto a colocar, ¡qué paciencia! También nos enseñaron cómo las regaban, con un tubo largo de plástico para que llegara el agua a las más altas.
Quedé gratamente impresionada por lo bonitos que eran; tenían muchísimas plantas, la decoración estaba muy cuidada, y más en esa época del año con todas las luces navideñas. Como aliciente para el viajero cansado, en cada patio solían tener una botellita de vino o de anís (o de ambos) y unos polvorones para reponer fuerzas.
Patio cordobés
Patio cordobés
En Córdoba eso de los patios es todo un arte, y todos los años se hace un concurso en mayo para premiar a los más bonitos. Desde 1933 se lleva celebrando, con el premio -que ahora nos suena casi a risa- de 1.500 pesetas. Habrá que estar pendientes, porque si me informaron bien, este año del 2 al 13 de mayo se celebrará el concurso, donde más de 60 patios abren sus puertas a todos los públicos.
Después de recorrernos los 10 patios, no nos quedó otro remedio que ir hasta el hotel a recoger nuestras maletas y emprender el camino a la estación. El viaje se había acabado, pero no nuestras ganas de seguir viendo y conociendo más cosas de la cultura cordobesa. Yo, por mi parte, voy a hacer un intento de escaparme en mayo a ver los patios; así que si vais… ¡Por allí nos veremos!
Espero que os haya gustado este viaje que he compartido con vosotros, y que os sirva de ayuda para futuros viajes a la ciudad califal. Os recuerdo que me podéis mandar fotos de vuestros viajes, y que cualquier sugerencia o comentario será bienvenido. ¡Hasta pronto viajeros!
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Patio cordobés
Después de recorrernos los 10 patios, no nos quedó otro remedio que ir hasta el hotel a recoger nuestras maletas y emprender el camino a la estación. El viaje se había acabado, pero no nuestras ganas de seguir viendo y conociendo más cosas de la cultura cordobesa. Yo, por mi parte, voy a hacer un intento de escaparme en mayo a ver los patios; así que si vais… ¡Por allí nos veremos!
Patio cordobés
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Los patios son muy bonitos, aunque nosotros decidimos no ir a ninguno y ver otras cosas de la ciudad, jejje. Aprovechasteis bien el día, eh! :-)
ResponderEliminarBueno, si os cundió el día entonces bien, pero desde luego sigo recomendando los patios, son algo muy cordobés y que merece la pena! ;) Gracias por el comentario!
EliminarQué bonitos los patios!! Tengo unas ganas de ir a córdoba!! aunque supongo que solo se pueden ver los patios en mayo y ahora en navidades cuando vosotros estuvistéis, no?
ResponderEliminarLo del bar con la tortillita me lo apunto!! mmmmm!
Saludos
Madre mía! Qué retraso llevo contestando comentarios, soy un desastre... La verdad es que no sé si habrá algún patio que se pueda ver fuera de esos días, supongo que alguno habrá abierto, pero solo es eso, una suposición.
EliminarY si vas sí, no puedes perderte la "tortillita". Rica rica! :)
Preciosos patios y has hecho bien en ir a Bar Santos, su tortillón es famoso!!!! Un saludo
ResponderEliminarNo me extraña que sea famoso! Es que está riquísimoooo! Un saludo!
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