La ciudad conocida como la puerta
de entrada a la Selva Negra la íbamos a usar nosotros como salida, ya que era
nuestro último día en Alemania. Como os conté en el anterior post, esa
mañana temprano habíamos estado en el Lago Titisee y sobre la 1 de la tarde
llegamos en tren a Friburgo.
La ciudad con más sol de Alemania
hizo honor a su fama y nos recibió con un clima más propio de Alicante en
agosto que de la Selva Negra. Estábamos agotados y teníamos un rato libre, así
que lo primero que hicimos fue buscar un sitio donde comer y descansar antes de
conocer la ciudad.
Yo conocía algunas tiendas de las
veces que había estado por Alemania, y propuse (acertadamente, para qué
engañarnos jejeje) comprar algunos “sándwiches” en una tienda y comerlos en un
parque. Diréis pues qué cutre, pero no son sándwiches normales (de ahí las
comillas) sino como paninis y bollos dulces o salados que están recién hechos,
deliciosos y encima baratísimos. Los cogimos para llevar y fuimos a un parque
que habíamos visto viniendo del tren, creo que se llama Colombipark pero no
estoy segura, porque no lo encuentro por ningún lado.
Después de engullir los
bollos/sándwiches nos empezó a entrar la modorra de la siesta, y… de ahí el
título de este post. Imaginad la tranquilidad que transmitía aquel parque,
aquella ciudad, que nos acurrucamos en el césped (bien abrazados a nuestros
bolsos, eso sí) y nos quedamos dormidos un buen rato. No sé vosotros, pero yo
eso en Madrid ni me lo planteo, no duermo la siesta en el Retiro que sino
cuando me levante no tengo ni los calcetines… Fue una experiencia… Mmmm…
Diferente y gratificante :)
Cuando me levanté serían las 4 y poco y tenía fuerzas renovadas para conocer un poco más aquel lugar tan tranquilo y caluroso. Como el resto de mi grupo no tenía muchas ganas de patear, me fui yo sola a una minivisita guiada que nos habían organizado, mientras el resto descansaban con los pies metidos en uno de los canales de agua característicos de Friburgo (bächle).
Aprovecho ya para hablaros de
estos canales, que antiguamente servían para abastecer a la ciudad de agua y
que hoy en día son meramente decorativos. Se usan para refrescarse los pies o
para que los niños –y algún mayor, seguro- jueguen con sus barquitos. Dicen las
leyendas que si alguien se cae sin querer en uno de esos riachuelos se echará
un novi@ de allí o volverá a visitar a la Friburgo.
En mi camino al centro histórico
pasé por un rastrillo hippie de los que tanto me gustan, y de ahí fui a la
plaza del Ayuntamiento (nuevo y viejo, están pegados). Ahí se encuentra la oficina
de información turística, donde cogí un plano bastante horroroso que tenía más
publicidad que información… Pero es lo que había.
En la plaza del Rathaus había una
fuente donde aproveché para rellenar mi botella de agua, ya que allí casi todas
las fuentes son potables y el agua además está riquísima y fresquita. Continué
hasta la siguiente plaza, la de la Catedral. Allí me dejé encantar por esta
belleza con una torre de 116
metros y por resto del monumento que, aunque estaba en
obras, me pareció muy bonito.
Hice la visita guiada, de la cual
tengo que confesar que no me acuerdo mucho pero que tampoco mereció mucho la
pena… Al acabar le pedí un libro de Friburgo a la guía y me fui yo sola a
deambular por allí, no sin antes terminar de ver la Münster Platz.
Allí, además de la catedral se
encuentra un bonito y llamativo edificio rojizo cuya fachada está decorada con
motivos en honor a la Casa de los Austrias; según dónde mires es el Palacio
Arzobispal o unos almacenes, lo mismo es… Por último, en Münsterplatz se pone
un mercado artesano y floral.
Mi siguiente parada era la puerta
Suaba (Schwabentor), construida en 1250 y modificada a lo largo de los años. Su
origen era defensivo, y ahora… Bueno, el McDonalds que han puesto ahí afea un
poco la fachada. Juzguen ustedes aunque mi foto es un poco mala. Y cuando
cruzas la puerta de los Suabos, si vuelves a mirarla es Martinstor, la más
antigua que existe de las primeras murallas de Friburgo (no sé si me he
explicado, es básicamente la otra cara de la Schwabentor). Después de mirar
información de estas dos puertas en internet estoy hecha un lío y no estoy al
100% segura de que esto sea así; pido por favor que si alguien puede me lo
confirme ¡¡¡o me corrija!!!
Un consejo para los visitantes de
esta capital verde: si no vas con cien ojos, puedes morir atropellado por un
tranvía sin darte cuenta. Es lo más fácil, casi más que caerte a un canal, y
eso que están por todas partes.
Después de este (bri)consejo continué
alejándome del centro con cuidado de no perderme que mi orientación es un poco
precaria. Llegué hasta el río Dreisam, donde la gente se bañaba para calmar los
casi 40º C que hacía esa tarde y crucé a la otra orilla, donde pude contemplar
la Plaza de la Universidad, y un par de iglesias de las que no sé el nombre ni
lo encuentro por ningún lado.
Antes de volver a de nuevo a
Münster Platz -donde habíamos quedado todos los grupos para regresar a los
autobuses y a España- me permití perderme un poco por alguna callejuela y disfrutar
un rato más de Friburgo, de sus calles, sus canales, el peligro del tranvía,
sus bollos y el agua fresca y rica de sus fuentes.
Así, queridos lectores, es como
acaba mi viaje del verano por la Selva Negra. O bueno no, en realidad acabaría
24 horas de viaje en autobús después…
- Calíope, viajes y vivencias: Alemania IV , Selva Negra y Baviera
- Descubriendo: Friburgo, una ciudad de cuento
Que bonito, Aran, me han encantado todas las entradas. Por cierto, lo que dices de que nos puede parecer "cutre" comprar unos sandwiches y comerlos en el parque sentados. Para mi, cosas así suelen ser las que más me apetece hacer en días de sol y en ciudades o sitios dignos de contemplar. Este año lo hicimos en sitios como el Gran Cañón o antes de entrar en Mariposa Grove (Yosemite), pero lo hacemos muchas veces cerca de casa porque seguro que no hay mejor restaurante o al menos con tales vistas.
ResponderEliminarUn besito y hasta la próxima....
que recuerdos!! viví en Friburgo mucho tiempo, conozco cada rincón de los que hablas al detalle!! saludos!!
ResponderEliminareintagmitpepa.blogspot.com
--> María: gracias por tu comentario! Yo también soy fan de los sandwiches en el parque jejeje, pero hay gente que es más de comer en restaurante y es más por ellos mi comentario. Me alegra ver que tú eres de mi opinión :)
ResponderEliminar--> Ein Tag mit Pepa: qué suerte vivir en Friburgo! Me parece una ciudad preciosa, que como todas, espero poder revisitar algún día.
Un besito para las dos!!! Gracias por comentar :D
Recuerdo una comida de ese estilo (sanwiches) al lado de Los Inválidos en París, en un parque muy agradable y un día soleado y precioso... ¡Mejor que en ningún restaurante!
ResponderEliminar(¿Te suena de algo?)
Un besito
Siiii me acuerdo yo también :D Lo que dieron de sí los sandwiches jejeje. Un besito!!
EliminarQue curioso ... lo de que sea la ciudad más cálida de Alemania, ... fíjate de todas maneras que ... a pesar de conocer la zona Sur de Alemania y selva negra y haber trabajado en Alemania durante 9 meses ... no conocía de la existencia de Friburgo ...
ResponderEliminarUn saludo.
Pues fíjate que yo, aun con mis lagunas geográficas, sabía de la existencia de Friburgo jejeje. Ya te digo que vaya calorcito que pasé... Encima que iba con ropa más o menos abrigada casi me muero!
EliminarUn saludo!
Vaya, pues la verdad es que sí que repusisteis fuerzas, menuda siesta, jejejeje. La ciudad tiene pinta de ser muy chula e hicistes bien en irte a conocerla!!! Un abrazo. ;-)
ResponderEliminarSí, ya que estaba allí y había repuesto fuerzas qué menos que patearme un poco Friburgo, a pesar del calor jejeje. Un abrazo Babyboom!
EliminarDesde luego que como última parada no estuvo mal, tiene muy buena pinta la ciudad, me la apunto :D
ResponderEliminarSaludos!
Estuvo muy bien, y eso que como digo se suele considerar la primera parada para visitar la Selva Negra. Pero yo es que voy al contrario jejeje. Un saludo!
Eliminar¡Qué ganas tengo de visitar la Selva Negra! Tomo buena nota de todo lo que cuentas. Un besote :)
ResponderEliminarSiii es un sitio precioso :) Me alegra que te haya gustado lo que cuento :D Un besito Martaaa!
EliminarEn Friburgo pasamos por alli hace años y nos gusto muchísimo. Con tu post hemos recordado esta bonita ciudad.
ResponderEliminarSaludos.
Me alegra haberos traido buenos recuerdos :) Un abrazo cincuentones!
EliminarMe encantó Friburgo, es una ciudad encantadora, eso sí, cuidado con los tranvias, jeje. Con respecto a las comidas en parques aquí tienes a una a la que le encanta un bocata en cualquier parque o mirador con buenas vistas, para mí eso es un placer, y encima barato ¿se puede pedir más?. Un besote :)
ResponderEliminarJajajaj sí que a la que te descuidas te pasa un tranvía por encima. Yo disfruté más ese bocata que si hubiera comido en un restaurante la verdad. Y eso, encima barato! :D
EliminarOtro besote Calíope!!!!! Mua!!
¡Hola! Llego aquí a través del blog de Chelo, "Una estudiante por el mundo". Me ha gustado mucho tu blog y tus relatos. Te sigo ;)
ResponderEliminar¡Saludos!
Gracias Carol! :) Ya me he hecho seguidora tuya, así que a partir de ahora estaremos en contacto. Un abrazo!!!
EliminarHola Arancha!!!
ResponderEliminarNo pude conocer la ciudad de Friburgo. Tanta gente me ha hablado bien de ella que entran ganas de ir...
Bueno, pues tu viaje a la selva negra parece que llega a su fín. Esperamos tus lectores, nuevos destinos donde de dejarnos llevar!!!
Abrazos.
Pues a ver cuándo tienes la oportunidad de escaparte por allí porque es una ciudad preciosa :) Yo también espero poder llevaros a algún nuevo destino pronto...
EliminarUn abrazo Antonio!
Qué buen artículo sobre la ciudad de Friburgo. Muy detallado y completo, me ha llamado la atención la quinta foto, una imagen parecida se utiliza en el videojuego Gran Turismo 5.
ResponderEliminarUn saludo,
Gracias!!! He intentado que sea lo más completo posible y he sudado para conseguirlo jejeje. Un saludo!!
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