Se acaba el año y no quería dejar de publicar un post en el blog, a pesar de lo desactualizado que lo tengo. Un post que, dicho sea de paso, no tiene que ver con los viajes… Pero qué narices, es mi blog y de vez en cuando apetece una entrada de estas.
Hace 20 años nos hablaban del efecto 2000. Más tarde los mayas hacían pronósticos apocalípticos para 2012. Y luego, como no se acabó el mundo, pasaron la fecha a 2020. Y oye, no han acertado (aunque aún quedan unas horas…) pero creo que este año ha estado cerca.
En el blog casi no he tenido actividad, tan solo unas míseras 7 entradas (escritas con mucho cariño, eso sí). La peor racha en casi 10 años que llevo escribiendo por aquí.
Sin embargo, no tiro la toalla, y prueba de ello es que hoy, 30 de diciembre de 2020, me he sentado a escribir a pesar de tener una montaña de cosas que hacer del Máster que he empezado a estudiar.
Sí, 2020 está siendo un año de mierda pero no me puedo quejar. Tengo salud -algo muy cotizado últimamente- y mis seres queridos también. En lo personal me siento afortunada, y ha habido algunos cambios en mi vida que, salvo por el maldito COVID, han sido geniales.
Hace un año estaba preparando la mochila para irme a Granada, a un hostel compartiendo habitación con desconocidos (parece que hablo de que me iba a ir al espacio) y ahora ni siquiera puedo salir porque mi barrio está confinado. Pero oye, vendrán tiempos mejores.
Ilustro el post con una foto de mi último viaje, visitando la Alhambra, cuando las orejas solo servían para sostener las gafas de sol y no el complemento de moda en el que se ha convertido la mascarilla.
¡Feliz Navidad y feliz año! 🎄🎅
Volveremos a viajar (y a leernos por aquí)
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