11 septiembre 2021

Ayllón: reactivando mi espíritu viajero

Ayllón es uno de esos lugares con los que surge el amor a primera vista. Situado en Segovia, está considerado uno de los pueblos más bonitos de España y fue  declarado Conjunto Histórico-Artístico de carácter nacional.

Este viaje fue el primero después del Covid, por lo que ha sido realmente especial. Atreverse a salir de casa y viajar con la mascarilla como complemento me costó bastante, por lo que lo recuerdo con especial cariño.

Llegamos sobre las 10 de la mañana y fue fácil aparcar, aunque tiene pinta de ser un lugar de esos que se llena de turistas y en los que, un poco más hacia el mediodía, se complica dejar el coche. Aparcamos cerca de la Plaza del Hospital, al otro lado del río Aguisejo, por lo que para llegar al casco histórico tuvimos que cruzar el puente románico. Si no aparcas por la zona, te recomiendo que te asomes al río, ya que las vistas merecen la pena.

Para acceder a la zona monumental pasamos por el Arco de la Villa, la única de las puertas que se conserva actualmente y que fue restaurada por última vez en 2013. Hace siglos había dos entradas más que permitían el acceso a la villa medieval: la puerta de Languilla y la de San Juan.

Lo primero que encontramos al pasar el arco es el Palacio de los Contreras, también conocido como el palacio de don Álvaro de Luna. Sin embargo, aunque se conoce como el palacio de este noble, no es correcto, ya que la construcción fue posterior a la muerte de De Luna.

Continuamos hacia la Plaza Mayor, donde aprovechamos para tomar un café y disfrutar del ambiente y de los monumentos mientras reponíamos fuerzas. Así, casi sin moverse, se puede contemplar el Ayuntamiento, la fuente de los cuatro caños, la Iglesia de San Miguel y la Casa Palacio de la Emperatriz María Eugenia de Montijo.

Se supone que en la Iglesia de San Miguel, de estilo románico, está la oficina de turismo. Sin embargo, ese día estaba cerrada a cal y canto y no encontramos dónde informarnos. Te recomiendo que, antes de ir, te descargues algún plano turístico que hay por internet.

Si sigues hacia la derecha del Ayuntamiento te encuentras con la Iglesia de Santa María la Mayor, con una torre de campanario de 40 metros de altura. De estilo neoclásico, puedes visitarla durante los horarios de culto excepto en verano, cuando adapta su apertura al turismo.

Una de las cosas que más encanto tiene de Ayllón, para mí, es recorrer esas callecitas que conectan la calle Real con la calle Alfarería, y desde donde puedes acceder a la parte alta de la villa. Además, a lo largo de la calle Real y su continuación, se pueden admirar diferentes casas señoriales decoradas con sus blasones.

Nos acercamos bastante a la Torre de la Martina, una torre vigía que perteneció a una antigua fortificación musulmana. Desde allí hay una panorámica preciosa de Ayllón, rodeada de campos verdes en primavera. Merece la pena detenerse unos instantes, observar y respirar el aire puro.

En la bajada hasta el centro del pueblo pasamos por el antiguo convento de la Purísima Concepción, del siglo XVI, hoy reconvertido en alojamiento rural.

Ayllón es un rincón al que no me importaría volver. Apagaría el móvil y desconectaría un fin de semana del mundo.

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