07 agosto 2022

Mi lugar favorito de Madrid: los Jardines del Campo del Moro

Este rincón madrileño es una pincelada de naturaleza en la ciudad. La visita es gratuita, y sus más de 20 hectáreas son ideales para dar un paseo en cualquier época del año.

Actualmente (agosto 2022) el acceso a los Jardines del Campo del Moro solo puede hacerse a través de una entrada, situada en el Paseo de la Virgen del Puerto, aunque está prevista la construcción de dos accesos más. Desde la puerta, antes de bajar los escalones, aparecen las imponentes vistas del Palacio Real.

Si bajamos por la derecha, accedemos a las Praderas Vistas del Sol, desde donde podemos ver a lo lejos las fuentes de los Tritones y de las Conchas. Siguiendo de nuevo el sendero de la derecha, iniciamos la caminata por el Paseo de Circunvalación, muy agradable incluso en verano, ya que pasearemos arropados a la sombra de los árboles.

Siguiendo ese sendero pasamos por el Estanque de Carruajes, cuyo nombre se debe a que está al lado del museo del mismo nombre. Lo cierto es que no sé si el Museo de los Carruajes está abierto: yo nunca lo he visto abierto, y lo único que sé de ese edificio es que se utiliza para que ensaye alguna banda militar.

Este camino acaba en un punto de acceso restringido, pero se puede subir por la zona de la rosaleda y continuar la caminata. En el eje central de los jardines se encuentra el Paseo de las Damas, donde se pueden ver por fuera dos construcciones: el Chalet de la Reina (foto de arriba) y el Chalet de Corcho (foto de abajo). El primero es una casa con un entramado que me recuerda a las de Alemania, y el segundo es una cabañita pequeña con aspecto acogedor.

El Campo del Moro alberga en su interior 6 árboles singulares (aproximadamente, por lo que leo Filomena se cargó alguno), el más joven de ellos de 150 años. Para mí, uno de los más impresionantes de ver es la secuoya, de 30 metros de altura.

Groso modo, así son los Jardines del Campo del Moro. He estado muchísimas veces y me encanta el sitio: es tranquilo, incluso en épocas de mucho turismo; puedes escuchar los pájaros cantar y descansar en uno de sus bancos. También puedes tomar algo en su terraza, al menos en verano, y disfrutar de algún concierto en época estival. En definitiva, un rincón madrileño que merece mucho la pena.

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