19 marzo 2018

Ermita de la Virgen del Mar, casa de la patrona de Santander

En una islita, unida a la península por un puente peatonal, se encuentra la Ermita de la Virgen del Mar, donde se aloja desde hace siglos la patrona de Santander. Tiene una casa austera a la par que bonita. Sus paredes blancas tienen los adornos justos, de temática marinera: un barquito por aquí, unas redes por allá, un timón por el otro lado… Tiene buen gusto, esta Virgen.


Sus bancos de madera llenan el templo, aunque dudo que pueda acoger en su interior más de unas 70 personas (que ya está bien, en mi casa no cabrían tantas en el salón). Es un sitio tranquilo, siempre que el temporal no azote la zona.


Y allí, en el altar, encontramos a la Señora del Mar. Bajo un ático de temática también marina (un barco hundiéndose, un tanto desalentador), en la calle central del retablo está ella, nuestra anfitriona, la patrona de Santander. Es pequeñita, mide 55 centímetros de altura, y nos recibe con el Niño sentada en sus rodillas. El niño representa al Salvador, y nos bendice con una mano, mientras en la otra sujeta la bola del mundo.


La Virgen del Mar nació a finales del siglo XIII (es viejita, aunque no aparenta los años que tiene), y cuenta una de las leyendas que apareció flotando sobre una tabla, en las rocas de la playa que ahora lleva su nombre, y que posiblemente formaría parte de algún barco que se hundió.


La otra historia dice que los vecinos de Santander querían construir la ermita en su honor otro lugar, pero que por la noche los materiales de construcción eran misteriosamente trasladados al lugar donde había aparecido la Virgen. Así que decidieron ubicar la ermita en su actual localización.

Yo le pregunté a la Patrona que cuál de las dos historias era cierta, pero aquel día de agosto que la visité no me quiso contestar. A mí me gusta pensar que las dos historias pueden ser ciertas, y así se lo hice saber a la Virgen del Mar. Siguió callada, y dicen que el que calla otorga


Después de tan acogedora y reveladora visita, paseamos por los alrededores de la Ermita. Es un entorno rocoso, con zonas de prado y de playa. Puedes elegir remojarte en el mar o quedarte leyendo en la hierba, verde incluso en verano; y si el plan no te convence lo único que queda es pasar al único bar de la zona o darse la vuelta e irse por donde has venido.

¿Has estado alguna vez en la Ermita? ¿Qué plan has elegido? Yo soy de las de quedarme leyendo mientras oigo el mar 😊 Te recuerdo que me puedes seguir en FacebookTwitterInstagram y Youtube :) si no lo haces ya, y si te ha gustado el post, te animo a que lo compartas en las redes sociales pinchando en uno de los botones de aquí abajo ↓

1 comentario :

  1. Otro bello rincón, de la bella Cantabria, con tantos por descubrir. Saludos desde Alemania

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