Declarado Bien de Interés Cultural, Colmenar de Oreja es un municipio
madrileño situado al sur de la Comunidad, en la Comarca de las Vegas. Gracias a sus canteras hoy podemos disfrutar
del Palacio de Aranjuez o de la Fuente de Cibeles, ya que sus piedras
fueron extraídas de allí.
Además de por sus la calidad de
sus piedras, esta ciudad es conocida por su característica Plaza Mayor, una plaza castellana porticada, construida entre los
siglos XVII y XVIII. Yo debía llevar unas expectativas muy altas, porque me
decepcionó un poco. Es bonita y había bastante ambiente, pero no me gustó mucho
(os recuerdo que en los comentarios no se publicarán si hay faltas de respeto,
así que pensad bien si vais a criticar esta opinión cómo lo vais a hacer). Lo
que sí me impresionó de la plaza –y mucho- no se ve a simple vista: está asentada sobre un enorme túnel de
piedra. Aquí encontramos el Ayuntamiento y la Casa del Pósito.
Plaza Mayor
Al lado de la Plaza Mayor
encontramos la Iglesia de Santa María la
Mayor, de visita obligada si vas a Colmenar. Solo cuesta 0’50€ y su
interior es muy bonito, con un impresionante retablo. Fue la Orden de Santiago
quien mandó construirla en el siglo XIII, aunque fue completándose a lo largo
de los siglos. La última capilla en ser añadida fue la del Cristo del Perdón
(antes de Nuestra Señora del Amparo).
Interior de la Iglesia de Santa María la Mayor
A lo largo de su historia, esta iglesia ha sufrido varios percances.
En 1886 hubo un incendio que causó
graves destrozos, lo que hizo que durante 6 años permaneciera cerrada. Además,
en la Guerra Civil estuvo ocupada
por tropas republicanas. Precisamente es hasta 1936 cuando hay documentos de la
presencia del órgano, que desapareció en este periodo. El actual se inauguró en
2009, y fue donado por doña María Pérez García.
Órgano de la Iglesia Santa María la Mayor
Paseamos por las calles de
Colmenar de Oreja, llegando hasta la Ermita
de San Roque y el Convento de la
Encarnación, que fue el templo sustituto mientras se restauraba la Iglesia
de Santa María la Mayor.
Ermita de San Roque
Sin duda, lo que más me gustó de
esta villa fue el paseo que lleva hasta la Ermita
del Cristo del Humilladero. Es fácil, agradable y al final te espera una
bonita Ermita que alberga en su interior al Cristo del Humilladero, patrón de
la ciudad. Yo intenté entrar, pero estaba cerrada y no ponía horario,
desconozco cómo va el asunto de las visitas.
Jardines del Zacatín
A la vuelta del paseo estuvimos
descansando y haciendo algunas fotos en los Jardines del Zacatín, un acogedor rinconcito que fue inaugurado en
1983 y que, junto a la Fuente del
Zacatín, hace más agradable la entrada al Arco de Zacatín (también conocido como Ojo de la Fuente). Este arco
da paso a un túnel que atraviesa por debajo la Plaza Mayor, algo que me resultó
de lo más curioso.
Ermita de San Isidro
Por último, antes de irnos a
casa, fuimos hasta un punto en el mapa que marcaba como “vistas panorámicas”, y
que además ponía que había unos jardines y una ermita. En mi cabeza me había
imaginado algo muy idílico, y cuando llegué allí y vi un parquecito, poca vista
panorámica y una Ermita de San Isidro
cuanto menos curiosa, me quedé un poco chafada. Digo que la Ermita de San Isidro
es curiosa por su forma y por su reciente construcción. Estaba un poco lejos y
ya no me apeteció bajar hasta ella, así que por dentro no pude admirarla.
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