Como ya os anuncié, estos días he estado en varios sitios de Francia, entre ellos Poitiers (más bien Futuroscope), el Valle del Loira (viendo el magnífico castillo de Chambord) y en París, visitando la ciudad y Disneyland. Para que cunda más el viaje y no sea un post tan cargante y “agobiante”, voy a repartirlo un poquito. Y hoy os voy a hablar de París.
La capital francesa merece el título de impresionante. Es la segunda vez que paso por allí, y no dejan de sorprenderme sus monumentos, el río Sena y el tiempo. ¿Por qué digo esto del tiempo? Porque casualmente las dos veces que he ido he disfrutado de un sol propio del mes de agosto. Sí, la primera vez que fui era agosto, vale, pero ¿ahora? En París nos ha hecho mejor tiempo que en Madrid, llegando a alcanzar los 25 grados. Y así, bajo un sol radiante he paseado por las calles parisinas.
Más o menos todos conocemos de una forma u otra qué hay en París: Torre Eiffel, Notre Dame, el Museo del Louvre, Montmartre… Así que en lugar de centrarme en contaros cosas de estos monumentos, ahora os hablaré de uno de los lugares más mágicos para mí: las orillas del Sena.
A los lados de este río que atraviesa la ciudad de París están los monumentos más emblemáticos de la ciudad, algo que ya le da un toque especial al río. No obstante, no solo destacan edificios históricos, sino el ambiente que hay allí y los preciosos puentes que cruzan el Sena de la orilla izquierda a la derecha.
Si por el día hay bullicio, por la noche no es menos. Dando un paseo en el bateau mouche (os lo recomiendo si no habéis montado nunca, ofrece unas vistas de París muy bonitas desde el barco) ves a los jóvenes tomando algo en las orillas, bailando, tocando la guitarra, el acordeón o simplemente subidos en los puentes y saludando a la gente que va montada en los barcos como si les conocieran de toda la vida.
Después de pasear por el Sena sí, podemos visitar otros sitios. El lunes por la mañana hice un tour en autobús por el centro de la ciudad, y desde allí pude contemplar esos sitios emblemáticos que antes mencionaba. Os cuento los lugares que visité durante el recorrido que hice, con algunas pinceladas de lo que decía la guía.
Empezamos el recorrido en la Plaza de la Bastilla, inaugurada en 1840 y con la columna de Juillet en el centro, en honor a los revolucionarios de la Segunda Revolución Francesa. Continuamos por varias calles del lado derecho del Sena, pasando por la Isla de Saint Louis, una zona residencial muy tranquila, hasta llegar a la Isla Cité, donde está la Catedral de Notre Dame, uno de los primeros ejemplos de catedral gótica. Se empezó a construir en 1160 y se acabó hacia 1225, aunque no fue hasta el siglo XIX cuando se añadió la aguja sobre el crucero. Por desgracia ninguna de las dos veces que he ido a París he podido subir hasta arriba, así que sigo con la duda de si estará allí el Jorobado ;)
De camino al barrio latino vimos el Ayuntamiento y el campanario de Santiago, y una vez allí pudimos ver de cerca la Sorbona, el Panteón (cerca del cual había una biblioteca donde los estudiantes hacían cola para entrar) y un poco más lejos, los Jardines de Luxemburgo. Me llamó la atención la historia de estos jardines que rodean al Palacio de Luxemburgo, ya que fueron construidos por encargo de María de Medici porque quería una casita más pequeña que el edificio del Louvre, donde vivía hasta que se quedó viuda. ¡Una casita más pequeña! Si ese palacete le parecía una casita, ¿qué diría de los pisos de 30 metros cuadrados? En estos jardines se encuentra la Estatua de la Libertad original (diseñada por el escultor francés F. A. Bartholdi). La estatua fue donada por Francia a Nueva York para conmemorar el centenario de la independencia estadounidense.
Por lo demás, el Louvre lo he visto por fuera, las Tullerías no he podido pasar y el Arco del Triunfo solo lo he visto desde la ventana del autobús… Eso sí, subí a la Torre Eiffel (tras pasar por horas de desesperantes e interminables filas para comprar la entrada) y también pasé a la Ópera, un edificio que recomiendo visitar por dentro. Por fuera también es grandioso, pero no podía ser menos: fue construida por Charles Garnier entre 1861 y 1874, después de “ganar” a otros 170 proyectos de otros arquitectos. La razón por la que ganó es que utilizó gran diversidad de materiales para construirla, dándole un aspecto monumental.
Me dejo muchas cosas, seguro, pero como mi intención es volver (algún año… me gusta soñar) ya os las contaré. Ah, pero otro sitio que no podéis dejar de ver es donde se encuentra la tumba de Napoleón, Los Inválidos. El edificio cuenta con una cúpula que tiene nada menos que 12 kilos de oro, ¡increíble!
Además del centro, si vais a París tenéis que acercaros a Montmartre, conocido por la hermosa Basílica del Sagrado Corazón y por el barrio de los pintores. Lo bonito es que paseéis desde la calle donde está situado el Moulin Rouge (calle, por cierto, nada recomendada para los niños por sus sexshop –llegué a contar hasta 4 seguidos- o su museo erótico) e ir subiendo hasta la plaza del Sacré Coeur. Está la opción de subir en funicular, pero yo creo que bien merece la pena ahorrarse ese eurillo con poco que cuesta y disfrutar del paisaje y de las escaleras (que no son tantas) que llevan hasta la basílica.
Esta es mi visita a París así por encima, intentado contaros qué es lo que más me ha gustado de la ciudad de la luz. Ahora tú puedes decirme qué es lo que te gusta, si has subido a la Torre Eiffel, si has montado en bateau mouche o si prefieres el funicular en lugar de las escaleras. En el próximo post os hablaré de Futuroscope o de Disneyland París, dos parques temáticos completamente diferentes pero igualmente buenos. ¡Hasta la próxima!
Te recuerdo que me puedes seguir en Facebook, Twitter, Instagram y Youtube si no lo haces ya, y si te ha gustado el post, te animo a que lo compartas en las redes sociales.
- Otra mirada: París y más...
ainsss jopee que envidia me das!! y encima de la malaaaa!!! ajajajajajjaja
ResponderEliminaryo quiero ir a PArís tiaaaa!! yo quiero yo quieroo!! a ver si ahorramos las dos y nos escapamos a soñarr!!! ajajajajajajjaj
Un besote churry!!!!
Coincido con todo lo que comentas... Mi visita a París fue breve pero bien aprovechada, me quedé sin ver varias cosas y no pude subir a la Torre Eiffel pues había demasiada gente esperando y mi tiempo era escaso pero es un viaje que recomiendo a todo el mundo porque merece la pena y yo espero volver.
ResponderEliminarLa verdad,es que no he estado en Paris,pero despues de leer tu viaje ,cierro los ojos y creo estar allí.Espero ir algún dia,de momento me contento con soñarlo.
ResponderEliminarGracias por contarnoslo.
Animo y sigue contandonos tus viajes, te seguiremos.
Hola, ya he regresado de Paris ;) gracias por tu comentario, la verdad ya estoy deseando volver ...
ResponderEliminarEmpezamos la visita muy fuerte y arrastramos el cansancio pero hay momentos que guardaré en mi memoria ... es una pena que tanto turista borre ese ambiente bohemio que esperas encontrar pero bueno he disfrutado mucho. En breve lo escribiré.
Un saludo y un placer encontrar otra bloggera viajera :)
Oye que es eso de TBMeeting me encantaria un dia ir a fitur!
Hola! Ya he leído tu entrada :) París siempre deja con ganas de más jeje. Ahora te comento y te cuento lo de TBMeeting! Un abrazo!
EliminarQué bonitas fotos de monumentos de París!
ResponderEliminarAhora que veo el Palacio de Luxemburgo, he recordado que los jardines más bonitos de la ciudad son los de Luxemburgo, más que los de las Tullerías que son más famosos.
Gracias María! La verdad que los de Luxemburgo son preciosos, y los de las Tullerías como no los he podido ver no puedo comparar...
EliminarUn abrazo y gracias por comentar!
Tienes toda la razón, París es mágico.
ResponderEliminarY un lugar que cuando te vuelves,te quedas con las ganas de volver a París.
Saludos
¡Desde luego! Yo ya estoy deseando volver :) Un saludito
Eliminar