El Barrio Pesquero de Santander
es uno de esos lugares que no tienen nada especial, pero que no les hace falta
tenerlo porque el encanto va en su esencia.
El Barrio Pesquero de Santander no
es el típico sitio que visitarías si tienes unas pocas horas para recorrer la
ciudad, pero que merece la pena conocer.
El Barrio Pesquero de Santander en
realidad no se llama así, sino que es el Poblado
Pesquero Sotileza.
¿Tú conoces el Barrio Pesquero?
Yo lo descubrí en mi primera visita a Santander, pero hasta este verano pasado
no tuve la ocasión de pasear por sus calles. Lo hice un día en el que el tiempo
estaba un poco revuelto, con las calles solitarias y los nubarrones amenazando
sobre nuestras cabezas y, la verdad, le daba un ambiente de lo más mágico.
Este poblado de pescadores se construyó entre 1943 y 1960 para
alojar a los trabajadores de la mar que residían por la zona. Un proyecto de
más de 500 viviendas que se quedaron en aproximadamente la mitad. Hoy en día, es una zona que la gente visita atraída por
su oferta hostelera (pescado bueno y a buen precio, por lo que me han
dicho).
¿Qué vas a ver si paseas por allí? Casitas bajas -como mucho de
tres alturas-, murales de inspiración marítima, la Iglesia de Nuestra Señora
del Carmen -patrona de los pescadores- y, por supuesto, barcos y más barcos.
Es otro encanto diferente al que
tiene, por ejemplo, la Península de la Magdalena, pero es igualmente un
atractivo turístico. A mí me gusta ese
olor característico de los puertos, a veces un poco fuerte, del mar y del
pescado de la lonja, y pasear de forma
solitaria, alejada de las masas que suelen rondar en los sitios típicos.
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