Una de las cosas que ha entrado
en mi top-ten de planes en Cantabria
es visitar el nacimiento del Ebro. Bueno, bonito y gratuito. Tan solo tienes
que ir a Fontibre, llevar ropa
cómoda y calzado deportivo o de trekking.
Nosotros fuimos por la mañana temprano,
porque el parking que hay es pequeño (y
gratis), y antes de pasear por los senderos que acompañan al Ebro en su
camino, entramos a la oficina de turismo -te lo recomiendo, por esa zona hay
mucho que ver- y al centro de interpretación del nacimiento. Allí la
simpatiquísima Telma nos explicó un montón de cosas interesantes, como que, en
realidad la Fuentona de Fontibre
(así se llama lo que conocemos como nacimiento del Ebro) es solo a medias el
comienzo del río.
Hidrológicamente, el Ebro nace en
las faldas del Pico Tres Mares,
donde recoge las aguas del deshielo del Alto Campoo; también bebe de otro río,
el Híjar, pero ubicamos el
surgimiento del Ebro en Fontibre porque es donde el flujo de aguas es constante.
A lo largo de la historia, estas aguas han sido usadas para cuatro cosas
fundamentales: el transporte, el regadío, el consumo humano y la industria.
Salimos del centro de interpretación un poco más sabios y pusimos rumbo al sendero GR 99, que sigue los pasos del
Ebro.
- NOTA: el camino está adaptado para personas con movilidad reducida.
El nacimiento es muy bonito, con
unas rocas y una columna con una virgen encima, y un pequeñísimo santuario
excavado en las rocas que alberga una talla de la Virgen del Pilar. Puedes
pasear a la vera del río y contemplar los patos e incluso algún animalito más que
sale del bosque (nosotros vimos por ahí correr algo que parecía un hurón), lo
que hace que el paseo sea aún más especial.
A mí estos lugares así, que
rebosan tranquilidad, me fascinan. ¡Estaría dando paseos por allí todos los
días! Para colmo, el atractivo de la zona aumenta porque hay una pequeña cascada. Aunque no soy de salir en las fotos que
pongo en el blog, os dejo una aquí para que veáis de una forma más realista la
caída de la cascada.
Hasta aquí el post del nacimiento del Ebro, que nada tiene que envidiarle al nacimiento del Danubio (de hecho, el del Danubio no me gustó). ¿Qué te ha parecido? ¿Lo conocías? Si te ha gustado el post, te invito a seguirme en las redes sociales para no perderte ninguna novedad del blog: Facebook, Twitter, Instagram y Youtube y a compartirlo ↓ 😉
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