Llevaba un par de días en Cantabria y no
había parado. Teníamos planeado visitar más o menos uno o dos sitios por día, y
aquel miércoles tocaba Santander, cuyo
nombre se cree que deriva de “San Emeter”.
Salimos desde Torrelavega en el FEVE y
llevamos las bicis con nosotros para movernos sobre ruedas allí, de forma
ecológica y económica. El día acompañaba y aunque yo no soy nada deportiva,
acepté el reto de recorrer Santander en
bici. ¡Qué ingenua fui!
Salimos del FEVE en Santander tras media horita de viaje en tren (esta opción
cuesta 4,80€ ida y vuelta). Mientras viajaba aproveché para bajarme una APP de Santander Turismo llamada SmartSantanderRA, aunque también llevaba un plano
en papel. Lo más curioso de la APP era que tenía vista de realidad aumentada,
es decir, enfocabas con tu móvil al monumento y decía lo que era.
Lo primero que hicimos al llegar fue ver el barrio pesquero. Con la brisa mañanera
paseamos por el muelle de Santander. No había mucha vida allí a esas horas, pero
me dijeron que por ahí suelen sacar el pescado a la calle y montarse unas
parrilladas que no veas. Después de esto continuamos hasta el centro.
Yo iba con la lengua fuera ya, es lo que
tiene no coger mucho la bici. Llegamos a una de las calles principales y
aparcamos en un sitio destinado a ello. A patita recorrimos una parte de
Santander, empezando por la iglesia de la
Anunciación, que solo vimos por fuera.
Pasamos por el Ayuntamiento y después a la Catedral.
Visitarla era gratis pero tuvimos problemas para pasar, porque llevábamos
camisetas que nos dejaban al descubierto los hombros. Por suerte yo llevaba una
camiseta y me tapé con ella, así que nos dejaron pasar. El interior es bonito,
pero nada fuera de lo normal para mi gusto. Me gustó bastante más el claustro, que se añadió un siglo más
tarde de la construcción de la Catedral.
Al lado de la Catedral (de hecho yo pensé al
principio que formaba parte de ella) está la Iglesia del Santísimo Cristo. Esta me gustó mucho, porque era
pequeña, recogida y me pareció diferente a otras que he visitado. Es del siglo
XII y también se la llama Iglesia Baja.
Al lado de la Catedral se encuentra el
edificio de Correos, de estilo
montañés construido en el siglo XX. Pusimos rumbo a la oficina de turismo, por
la que aún no habíamos pasado aún. De camino vimos también el edificio del Banco Santander.
En la oficina de turismo vimos que había paseos en barco y aprovechamos para
informarnos. Hay varias: una que visita la bahía de Santander, otra con visión
del fondo marino y una tercera que va por el Río Cubas. Los precios de las
excursiones rondan los 10 euros (aproximadamente), y merecen la pena. Nosotros
nos decidimos por la de la bahía. Nos llamaba la atención la del fondo marino,
pero como el mar se veía un poco revuelto, no nos arriesgamos.
Hicimos bien, porque había muchas corrientes
y no hubiéramos visto nada, solo un montón de arena revuelta. De hecho, nuestra
visita fue algo más corta porque el barco no podía acercarse hasta el Faro de
Cabo Mayor. El recorrido que hicimos fue desde el embarcadero, pasando por
Puerto Chico, la Playa de la Magdalena, El Sardinero, Isla Mouro y vuelta
bordeando la Playa de Somo. Para amenizarnos el paseo nos subimos un aperitivo,
aunque hay bar en el barco.
Cuando salimos del viaje en barco fuimos
bordeando el mar por la carretera hacia el lado del Palacio de Festivales, un edifico un tanto feo (por fuera) para mi
gusto. Antes de que se inaugurara en 1991, los festivales de música y danza se
realizaban en la Plaza Porticada.
Continuamos y pasamos por la puerta del Museo Marítimo del Cantábrico. Nos
llamaba bastante la atención, así que allá que fuimos. La entrada general
cuesta 8 euros.
El museo tenía 4 plantas
visitables y las visitamos de arriba abajo sin perdernos detalle. Empezamos por
la terraza-mirador que hay pasando al restaurante, y seguimos por las maquetas
de barcos. Vimos recreaciones de camarotes, aprendimos cómo vivían los
pescadores y otras cosas interesantes relacionadas con el mundo del mar. No se
podían hacer fotos en el museo, salvo en el acuario, que fue mi parte favorita.
En definitiva, un museo que merece la pena ver.
A todo esto eran las 3 de la
tarde, no habíamos comido y no sabíamos
cuándo podríamos comer. Queríamos tomarnos un bocadillo en el primer sitio barato
que viéramos, pero a la vez avanzar más en nuestra ruta ciclista. Así que
continuamos pedaleando.
Llegamos a la Península de la Magdalena y disfrutamos
de la brisa marina mientras veíamos los pingüinos y leones marinos que allí
tienen. Además de la parte “natural”, allí está el Palacio de la Magdalena, de
principios del siglo XX. Solo lo vimos por fuera porque estaban con cursos de
verano, ya que ahora es la Universidad Menéndez Pelayo. Si quieres visitarlo
por dentro, te recomiendo que mires su web para ver horarios y precios. Fue
residencia de Alfonso XIII entre 1913 y 1930, y para decorarlo se llevaron árboles
y arbustos desde El Pardo (Madrid).
Después de este bonito paseo, en
el que pudimos ver también varios mascarones de proa que tenían expuestos y
esculturas realizadas directamente en los troncos de los árboles, paramos a
comer. Sentados al lado del paseo marítimo zampamos unos bocadillos y después
fuimos al Faro de Cabo Mayor,
nuestra última parada (al menos dentro de Santander).
Ya casi no tenía fuerzas y fue un
tortuoso camino hasta el faro. Arrastrando la bicicleta conseguí llegar hasta
arriba, donde disfrutamos de unas vistas que hicieron que mereciera la pena la
subida hasta allí. El faro, de unos 30 metros, se encendió por primera vez en
1839.
Así acabó mi paseo por Santander,
aunque os comentaré que luego seguimos hasta la playa de la Virgen del Mar (ahí está la Ermita donde se guarda la patrona de Santander), donde nos dimos
un bañito en una cala para refrescarnos tras un caluroso día. Lo gracioso fue
que tuvimos que salir corriendo porque se nos pasó la hora y casi perdemos el
último tren. Lo pasé fatal porque se hacía de noche y no teníamos luces… Total:
25 km. andados en bicicleta, unos mejor y otros peor, que me hicieron llegar
más que agotada a Torrelavega :) ¿Cuál será el próximo destino?
¡Hay que practicar más con la bici! (jejeje...)
ResponderEliminarUn recorrido precioso el que hicisteis, eso es cierto.
Un beso.
Ya... Ya sabes que el deporte y yo nunca nos hemos llevado bien xD Te recomiendo la ruta si vuelves :) un besito!
EliminarUna ciudad que tengo muchas ganas de conocer, me apunto el Museo Marítimo del Cantábrico, que pinta fantástico :)
ResponderEliminarUn saludote y felices fiestas!!!!
Genial, .... pero todo, la ruta, la ciudad ... la pena es que ... a pesar de llevar ya mucho mundo a mis espaldas, no conozco Santander :( :(
ResponderEliminarUn saludo.
Qué campeona con la bici! 25km!!! oohhh!!! Yo cuando estuve en Santander también hice el crucero por la Bahía! Está muy chulo para llevarse una imagen panorámica de la Bahía santanderina.
ResponderEliminarUn abrazo
A mi Santander me encanta... jardines de Piquio, el Sardinero, palacio de La Magdalena y el parque de alrededor... Fue una sorpresa, pues no me la esperaba así. Desde que la conocí tengo claro que es uno de los sitos perfectos donde viviría muy gustosamente!! Saludos
ResponderEliminarPrecioso Santander, bonitas fotos. Me falta el paseo por la bahia nada más.
ResponderEliminarUn saludo (http://deviajeyrutas.blogspot.com.es/)
- Jose Carlos: ya me contarás cuando vayas! Espero que te guste Santander :)
ResponderEliminar- The wotme: pues muy mal, hay que conocer Santander que es producto nacional del bueno jejeje ;)
- MC: Sí, me hice la valiente con la bici y luego me pasó factura jeje. La próxima andando!
- Xipo: la verdad que sí, tiene una pinta estupenda para vivir allí. Paisajes bonitos y encima playa!!!!
- Carmen: la próxima vez date una vuelta en el barco porque es genial.
Un abrazo a todos y gracias por vuestros comentarios! :D